El Upanayanam o ceremonia del
cordón sagrado, es uno de los samskaras o sacramentos más importantes del
Hinduismo. En esta ceremonia se recibe el mantra diksha o la iniciación a la
recitación y meditación de los mantras (fonemas sagrados). En un estudio
comparativo, el upanayanam seria como la primera comunión en el catolicismo o
el bar mitza en el judaísmo. Las
Escrituras recomiendan que la ceremonia se realice a partir de los ocho años, y
es imprescindible haberla realizado antes del sacramento del matrimonio. Este
ritual significa asimismo la entrada formal del niño en la sociedad hindú,
considerándole desde ese momento como un dvija, o dos veces nacido (una, el
momento de su nacimiento terreno a través de la madre, y otro, el de su
nacimiento espiritual a través del maestro.)
El vatu o niño recibe el yajñopavita (cordón sagrado formado
por tres hilos de algodón) el cual le permite cantar los mantras y estudiar los
textos sagrados. La ceremonia comienza con el achamana o rito de purificación
con agua y mantras, luego recibe el cordón sagrado que cuelga del hombro
izquierdo y baja hacia el lado derecho. Después, detrás de una tela el purohit
(sacerdote) recita en el oido derecho el gayatri mantra, palabra a palabra y el
niño las repite. Le enseña a como contar el mantra con los dedos y le explica
ciertas reglas higiénicas de cómo cuidar el cordón. Luego recibe la danda o una
vara que representa la disciplina, el ritual queda consagrado con el Homa o
ceremonia de fuego. Al final el iniciado, ofrece reverencias a los familiares y
mayores presentes tocando sus pies. Termina el ritual con el niño pidiendo
caridad a los asistentes diciendo las palabras sánscritas: “Bhavati bhiksha
dehi” “señora por favor déme caridad”. Es
una forma de que practique la humildad al pedir caridad, y lo obtenido
entregarlo al maestro. Se termina con la degustación de prasad o alimentos
vegetarianos cocinados y ofrecidos a Krishna con amor y devoción.
He realizado numerosos samskaras para hindúes asiáticos y
occidentales, pero este tuvo un significado muy especial para mí, ya que se
trataba del upanayanam de mi hijo Govinda de ocho años. Que siga el sendero del
dharma y sea un buen hindú, es decir una buena persona.
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